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Tag Archives: minificción

El universo cansado de tantas historias comenzó a revelarse contra todo y contra todos. Éste quería provocar su segundo Big Bang. Continuamente las explosiones de las supernovas y de los vientos estelares, envestían sin cesar a todas las galaxias. Los habitantes humanos e inhumanos de aquel espacio contaban la historia de que en una galaxia lejana llamada Vía Láctea, y en uno de sus planetas llamado La Tierra, existían unos seres que calmarían al violento universo. Los llamados lepidópteros nos salvarían, ellos eran la solución. Así que los humanos e inhumanos se pusieron de acuerdo y salieron en busca de esa galaxia, de aquel planeta y de aquellos insectos. Cada vez que salía el sol en La Tierra, bajaban con enormes redes y capturaban miles de mariposas. Así se pasaron semanas, hasta que llenaron la nave Curtis y despegaron de vuelta a su galaxia. Y allí en el planeta más alto, gritaron al universo: ¡Te ofrecemos estos insectos para que nos liberes de tu mal, de tu opresora fuerza, de tantos fuegos!. El universo feliz por haber recibido tal ofrenda, bajó los humos y devolvió de nuevo la paz. A partir de ese momento los humanos e inhumanos fueron más libres, fuertes y soñadores.

cazamariposas

Érase una vez un niño incansable, que quería estar fuerte, sano y comer como un cosaco. Así que, en aquel pueblo lejano, perdido en las montañas, decidió dedicar su tiempo libre a nadar en el lago. Brazada, brazada, brazada… Los peces cansados de tanto trasiego, llamaron a la cabra más dispuesta del pueblo: “¡Pssch, cabra, ven!”. La cabra se acercó. “¡Pssch, niño, ven! Mira que cabra más bonita. ¡Móntate, ya verás que bien lo vas a pasar!”. El chico vió con buenos ojos la opción planteada asi que ¡alehop!, un salto y ya estaba encima. Después de mucho caminar, el animal terminó harto y le dijo: “¿qué tal si descanso un poco y tú sigues corriendo?”. Alegremente aceptó aquella propuesta y corriendo subió aquel monte. Bajó. Subió. Bajó. Subió. Bajó. Y entre el lago, la cabra y las carreras que se dió, la tarde pasó volando. Extasiado pero muy animado y muy motivado, volvió a casa. Estaba muerto de hambre, muerto de sed, pero el día valió la pena. Así pasó sus tardes, y poco a poco se fue haciendo mayor, más fuerte, más sano y comía como un cosaco. Todos los chicos de aquella aldea querían ser como él. El lago se llenaba de pequeños nadadores, las cabras, ya os podéis imaginar y las verdes montañas se teñían de negro de tantas cabezas que subían, bajaban, subían, bajaban, subían, bajaban…

Y colorín colorado este cuento se ha acabado.

niño triatleta aryusur

Ella en su cabaña de madera, tapada con aquella manta, escribía relatos y cuentos. El hombre delgadín, tocaba cada mañana su puerta para llevárselos. Los niños en la escuela esperaban a ese señor que traía aventuras entre sus manos: héroes que recorrían montañas, animales que tocaban estrellas… Los niños gritaban:”¡otro!¡otro!¡otro!¡otro!”. El hombre les calmaba, diciéndoles: “¡Mañana os traigo más!, pero ahora ¡poneros a dibujarrrr!” 

Ariana, 7 años dibujó:

ariana

bailarines

Cada vez que bailaban, cerraban los ojos. Sabían perfectamente, los movimientos que iban a hacer, acompasados por el ritmo de la música. Dibujaban hermosas lineas y figuras en el aire. Eran elegantes y delicados. Se dejaban llevar y terminaban flotando entre montañas, entre estrellas, entre árboles. La gente en silencio, en aquellas gradas se balanceaban tímidamente y seguían cada paso con atención, admirando tanta belleza y pasión.

Cogidos de la mano, eran capaces de todo, y adornaban el mundo gris que conocían. Un mundo donde aquellos bailarines se sentían bien ya que eran alabados, aplaudidos y reconocidos.

El baile terminó, y aquellos bailarines se hicieron mayores. Sentados en aquel sofá, y aún con las manos unidas, cerraban con añoranza el álbum de su vida llena de tristes y felices recuerdos.